
La cooperación como modelo educativo para el siglo XXI
Lo más puro y característico de la pedagogía freinetiana lo encontramos en la concepción cooperativa de la educación como una necesidad de oponer al capitalismo formas de organización y de gestión no sometidas al mecanismo de la plusvalía (González, 1988) y que tengan como meta fines comunitarios y sociales. Bajo esa lógica, la Escuela Tradicional está basada en el individualismo más tosco, en el egoísmo y en la indiferencia hacia los demás, por lo tanto, se hace necesario combatir estas tendencias individualistas y pensar en formas más comunitarias y solidarias de educación.
Ante este panorama, Freiner defiende la participación máxima de los niños y niñas en la actividad familiar, escolar e incluso social, con el fin de conseguir la inserción activa y completa del niño /a en su medio ambiente. Todos estos impulsos lo llevan a defender la cooperación como método válido y eficaz de transformación de las relaciones educativas y sociales. Una cooperación que supone una serie de elementos diferenciadores.
En una primera instancia es un principio que orienta el trabajo pedagógico en todos los sentidos y se realiza necesariamente a través de una obra colectiva y de equipo. Claramente, y en segundo lugar, la pedagogía desde esta óptica cooperativa, no puede ser un a priori. Será más bien el resultado de un largo proceso de experimentación efectuado a lo largo de los años (González, 1988). Es necesaria una investigación colectiva sometida constantemente al diálogo, a la prueba y a la crítica de maestros unidos por los mismos fines, por los mismos objetivos de mejora y renovación de la escuela y sus prácticas tradicionales.

Como tercer punto, es necesario destacar que, una verdadera actitud cooperativa no sólo parte de la realidad y se fragua en equipo. También es necesario que sea abierta y receptiva para con otras pedagogías. Sin embargo, esta apertura pedagógica tiene sus limitaciones y busca el entendimiento y la asimilación de elementos ajenos, no desde el vacío, sino partiendo de unos mínimos postulados teóricos, didácticos y psicológicos que deben estar presentes en los fines y objetivos de mejora para la renovación de la escuela.
Finalmente, y como cuarto elemento a destacar, es preciso acotar que el método cooperativo que se presenta otorga un protagonismo de primer orden al maestro , en tanto que “producto” pedagógico como resultado final. Es por eso que la ayuda mutua entre los docentes es factor clave de la cooperación, en los cuales el diálogo, debate, intercambio de experiencias, la crítica, entre otras, ocupan un rol primordial.
Por lo tanto, entre las actividades cooperativas, ninguna destaca como la asamblea de la cooperación. Una instancia que se alza como examen moral y provechoso, como un examen en común, y a la vez crítico y constructivo, de la vida en el aula. En ese sentido la ventaja de la cooperación escolar es totalmente recomendable y altamente moral y educativa, siempre que no se caiga en el peligro de implicar al niño/a en actividades ajenas a sus intereses o de limitar la cooperativa a una tarea exclusivamente financiera por parte del maestro de las autoridades educativas.
En ese contexto, y pensando en la situación de la relación parental actual, los padres y/o apoderados, también tienen su papel en el enfoque cooperativo. Hay que tener contacto con ellos para que comprendan la verdadera educación que necesitan sus hijos que será necesariamente una formación opuesta a la tradicional, por sus postulados eminentemente participativos, dialogantes y democráticos.
Hoy más que nunca, cuando se discute el nuevo rol de la Escuela en el Siglo XXI, se hace necesario un movimiento pedagógico centrado en el ideal cooperativo. Para ello se deben generar reuniones, congresos y encuentros, como testimonios de vida para convertir o transformar educadores más lúcidos y más conscientes de nuestro papel en la educación. Sin desechar la crítica permanente como arma de perfeccionamiento y progreso además de una decidida actitud de colaboración con otros sectores sociales y educativos, que son parte de este gran engranaje que llamamos sociedad.
Fuente:
González, J. (1988). La Pedagogía de Celestín Freinet: Contexto, Bases, Teorías, Influencia. Madrid. Centro de Investigación y Documentación Educativa.
