El avance de los conocimientos y el desarrollo tecnológico ha generado problemas, no sólo en el ámbito investigativo, sino en la conservación, renovación y transmisión del aprendizaje ya que los estudiantes se ven inmersos en un proceso de constantes cambios. En ese contexto se requieren métodos efectivos de aprendizaje.
La escuela del Siglo XXI, necesita – entonces – de equipos de trabajo que generen comunidades de aprendizaje aportando al desarrollo continuo de todos los miembros de dichas comunidades para la socialización de conocimientos, la cooperación y la búsqueda de resultados en conjunto y desarrollar de esta forma habilidades cognitivas y sociales para enfrentar los desafíos del Siglo XXI.
El aprendizaje cooperativo supone esencialmente un proceso de división del trabajo: los participantes acuerdan ayudarse unos a otros en actividades dirigidas a lograr las metas individuales de cada persona. En cambio, en la colaboración, cada miembro del grupo contribuye a la resolución conjunta del problema; la colaboración depende, por ello, del establecimiento de un lenguaje y significados comunes respecto a la tarea, y de una meta común al conjunto de participantes (C. Coll y C. Monereo 2008).
Esta forma de ver el proceso de aprendizaje requiere el compromiso de todos los actores en el proceso, que no es más que una búsqueda constante de soluciones en medio de un creciente desarrollo tecnológico. En ese plano, el desarrollo tecnológico ha revolucionado y cambiado los modelos de desarrollo y de organización de las instituciones educativas (por lo menos esa es la demanda constante). De ahí se desprende la necesidad de una nueva visión curricular y por ende, didáctica en las aulas. O por lo menos de lo que debe ser la vida en las aulas. Es por ello que el trabajo y el aprendizaje colaborativo, requiere del trabajo mancomunado, de nuevos liderazgos y por sobre todo, la interrelación entre todos los actores en el proceso educativo.
Es decir, bajo estas concepciones el aprendizaje está anquilosado en nuestro medio, y se da a partir de la asimilación cognitiva en la interacción, sin dejar de lado lo emocional, afectivo o socializador. Punto importante, considerando las exigencias actuales en el campo laboral como en el social.
Ahora bien, como recurso didáctico, el aprendizaje colaborativo, requiere de la realización de actividades grupales que refuercen la solidaridad y el intercambio, un proceso de planificación con objetivos claramente definidos, considerando además, en el Siglo XXI las herramientas tecnológicas a disposición en el medio de los estudiantes. Entonces, se trata de una didáctica activa, con estudiantes activos, lo que implica no solo una clara planificación y distribución del trabajo en grupo para el aprendizaje colaborativo, sino que además requiere de un profesor altamente calificado en términos didácticos y creativos.
Por lo tanto, son los estudiantes quienes definen los roles para enfrentar desde distintos puntos de vista un mismo problema. En definitiva, cada uno de los roles que los estudiantes asumen, tanto dentro como fuera de la sala de clases. Es importante destacar que se trata de una actividad colectiva de trabajo no competitiva, que busca sólo la construcción del conocimiento de todos y todas. La importancia de este tipo de trabajos radica en la transformación de la información nueva que se recupere, es esta nueva información, la que se transforma finalmente en una habilidad de un pensamiento superior por parte de los estudiantes y que fue generado a partir del trabajo colaborativo, en conjunto.
Este tipo de metodologías promueve la autonomía del alumno en su aprendizaje, así como la construcción colaborativa de conocimiento a partir del desarrollo del proyecto grupal y las redes construidas en torno a la asignatura. Estas redes de aprendizaje representan un gran potencial que debe ser valorado como estrategia para el cambio metodológico hacia formas de aprendizaje significativas, basadas en la solución de problemas o el desarrollo de proyectos (Marín, V. Et Al., 2014)
¡Sin comentarios! Sé el primero.