Se alzó como unos de los puntos importantes del petitorio que el Magisterio presentó a la antigua administración de Gobierno y, como tal, es quizá una de las demandas más sentidas del profesorado chileno. Estamos hablando del agobio laboral docente, una realidad que se ha puesto de manifiesto en los últimos años y que, pese a las distintas lecturas, ha complicado la tarea educadora, especialmente en el mundo de los establecimientos municipales, por cuanto viene afectando directamente la calidad de vida de los docentes.
En concreto, lo que el gremio docente planteó al Ejecutivo es avanzar en medidas concretas respecto de las horas no lectivas, acabar con la obligación de labores no establecidas en la ley y el fin de determinados procedimientos administrativos, además de otros aspectos que juegan en contra de un desempeño efectivo en el aula y el desarrollo de los proyectos educativos propios de cada comunidad escolar.
Una enfermedad.

La problemática no es exclusiva del profesorado chileno. En otras latitudes, el agobio laboral docente se han convertido en un elemento que tensiona las relaciones de la comunidad escolar y del sistema educativo en general. Como tal, pone en jaque la calidad y cala negativamente en la salud individual y colectiva. En otras palabras, y conforme a las conclusiones a las que se han llegado a nivel de expertos en salud mental, incluidos, la nocividad que el agobio va causando en la salud de cada maestro, difícilmente contribuirá a respuestas efectivas a la exigencia de calidad que se esperan en el aula.
“Ha crecido mucho el tema de las agresiones a profesores, tanto de alumnos como de apoderados. Eso está pasando hoy, y como tal es un tema que está planteado marcadamente en las demandas del actual período, pues tiene que ver con la relación profesor, alumno, profesor apoderado, etcétera”, sentencia Christian Cartagena, profesor hace más de 20 años y exdirigente del gremio en la provincia del Maipo.
“(El agobio laboral docente) tiene que ver con múltiples cosas, con cuestiones que son emergentes: por ejemplo, hoy, un profesor está expuesto hasta los memes, a que se burlen de él a través de las redes sociales, así como una serie de otras cosas que han pasado, que siguen ocurriendo en las escuelas y que, naturalmente, generan menoscabo, una especie de sentimiento de decir, será lo que yo quiero seguir haciendo como profesor de aula”, detalla el docente.
El distanciamiento afectivo del profesor con sus alumnos, la indiferencia ante la comprensión y aprendizaje de los temas de aula, apatía por su labor social y pérdida paulatina del compromiso con su desempeño, son algunas de las formas en que la problemática se manifiesta en la vida diaria de los docentes. A juicio de quienes están sobre el tema, se trata de una enfermedad, pero sus síntomas no necesariamente son asociados a ella.
Un diagnóstico necesario.
Las negociaciones con el antiguo Gobierno, a través del Ministerio de Educación, no han arrojó los resultados esperados. Las movilizaciones convocadas dieron cuenta de ello. Sin embargo, el Magisterio emprendió acciones en paralelo destinadas a elaborar un diagnóstico más acabado y preciso respecto de la problemática del Agobio Laboral Docente.
Fue precisamente en aquel momento en que al menos unos 10 mil docentes de todo el país respondieron la Encuesta Nacional sobre Agobio Laboral Docente. Sus resultados y su sistematización, sin duda, contribuirá a alcanzar una claridad mayormente concreta y palpable, respecto de las consecuencias que esta realidad ha venido teniendo en el profesorado chileno y, quiérase que así sea, permita que como sociedad avancemos en soluciones que ayuden de forma efectiva a dar una estabilidad al desempeño de quienes tienen en sus manos la enseñanza del futuro del país.
A considerar
Planificación clase a clase.
Es una de las responsabilidades de la función docente establecidas en el Estatuto Docente, pero la normativa no exige que deba realizarse diariamente, se trata simplemente de una imposición de hecho que no tiene respaldo jurídico alguno.
Horas no lectivas.
La proporción de horas lectivas y no lectivas establecidas en la actual legislación es del todo insuficiente.
Sobrecarga de trabajo burocrático y administrativo.
El sistema establece hoy una serie de exigencias administrativas que no tienen mayor sentido pedagógico y que generan una gran carga de trabajo.
Imposición de tareas no establecidas en la ley.
Contribuye a malas prácticas laborales, con la obligación de cumplir tareas que no corresponden a la función de los profesores, como por ejemplo, turnos de vigilancia en recreos, reemplazos de docentes ausentes, etcétera.
Agresiones.
Vulneran la dignidad de los profesores y profesoras, y con el paso del tiempo han instalado un ambiente de impunidad en las comunidades escolares a nivel país.
Periodo de vacaciones.
Las vacaciones docentes están explícitamente establecidas en el estatuto docente en cuanto a su fecha de inicio y término, pero en los últimos años muchos profesores han visto que no se da cumplimiento.
